Su hallazgo en la zona
de Chao de Castro en 1945 está rodeado de anécdotas curiosas porque el afortunado
que casualmente lo encontró desconocía el valor histórico y la importancia que tendría esta
joya tanto para el conocimiento de la historia de un pueblo, como para el mundo de la arqueología y concretamente
de la orferería prehistórica. El Torques de Burela es un ejemplo de torques
áureo castrexo. Su diámetro es de 21,1 cm y su peso de 1800 gramos. Aunque en
muchos casos estas joyas servían para identificar a las élites de estos pueblos, en el caso del
Torques de Burela su peso y tamaño parecen indicar que posiblemente no había sido
diseñado para colgar del cuello. También en esta zona fue encontrada en 1954 una "arracada", un pequeño pendiente áureo en
forma de riñón que las mujeres llevaban pinzado en el lóbulo de la oreja. Ambos descubrimientos
parecen confirmar la existencia de un asentamiento castrexo en Burela en esta zona. De hecho, el
mismo topónimo de Chao de Castro es otra pista sobre la existencia de un castro típico,un
recinto fortificado de forma circular donde vivían nuestros antepasados antes y también
después de la llegada de los romanos.
Actualmente de este asentamiento tan sólo se puede intuir su forma, así como las conocidas
como "Tetas da Vinculeira” las que algunos arqueólogos consideran torres monumentales que
señalarían la entrada a la fortificación castrexa.